jueves, 4 de noviembre de 2010

Una linterna es prácticamente invisible a plena luz del día.

Nos sentimos seguros caminando de día.
Cuando podemos ver el sol los miedos parecen ridículos,creemos tener la fuerza suficiente para enfrentarlos.
Al caer el sol las farolas comienzan a iluminar las calles y las ventanas de las casas se tiñen de color amarillo.
Los coches encienden sus faros y los locales sus carteles luminosos.
Y aún así,cuando la bóveda celeste se tiñe de negro hay demasiada luz.

Cuando las personas nos perdemos,nos buscamos bajo la luz del día,donde todo queda a la vista.
No nos atrevemos a adentrarnos en la noche,en la oscuridad,porque estamos acostumbrados a la luz,y con ello a la ceguera que nos causa.

Encontrarse es buscar por la noche,alejados del mundo.
Levantar la cabeza y mirar al cielo,aunque sólo veamos una estrella.
No dejarse llevar por el miedo y avanzar.
Descubrir una estrella detrás de otra en el cielo por cada pasito que demos.
Y al final descubrir que somos como las estrellas del cielo y que,aunque no se aprecie con la luz del día,brillamos constantemente.

3 comentarios:

  1. Eso te iba a decir yo cuando empece a leer,que a mi me encanta la noche,y que todos somos estrellitas (:

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  2. Hola, ¿qué tal?. :)
    Así es, todos brillamos aunque no se note.
    A veces ni siquiera nosotros mismos somos conscientes de nuestra propia luz..
    Muy buena reflexión.
    Te sigo, saludos. :)

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  3. Ay!...Que bonita la noche cuando todas las estrellas, por insignificantes que sean, tienen la oportunidad de que las veamos brillar

    :)

    Un abrazooo!

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