jueves, 30 de diciembre de 2010

Confesión #1:No sé ni por donde ni a donde ir.

Cuento los días que me quedan para marcharme de esta ciudad que tengo ya tan vista.

A veces me da por llorar pensando en todo lo que voy a dejar atrás y en como voy a echar de menos toda mi rutina de la que tanto me quejo.
Otras simplemente imagino mi vida despertando con el ruido de una gran ciudad.

Me asusta pensar en el tiempo que queda y aún no tener nada decidido.
Por un lado,puedo quedarme aquí,nadando entre el aburrimiento y la seguridad de algo que ya tengo.
Por otro,puedo irme yo solo a kilómetros de aquí y vivir una experiencia totalmente distinta.

Decida lo que decida al final,y estemos a 50 o a 1000 km recordad que nuestra amistad no depende ni del espacio ni del tiempo.

Y que os contengáis las lágrimas cuando toque,porque no me gusta llorar en las despedidas.

1 comentario:

  1. No busques el momento, déjate llevar. A veces son los impulsos los que nos hacen tomar decisiones que en frío no tomariamos, y son éstas las que marcan la diferencia. Es cierto que las despedidas son amargas pero a veces dan pie a nuevos encuentros. Y quien de veras te quiere apoyará la decisión que tomes.
    No te dejes guiar por la razón...

    "Caminante, son tus huellas
    el camino y nada más;
    Caminante, no hay camino,
    se hace camino al andar.
    Al andar se hace el camino,
    y al volver la vista atrás
    se ve la senda que nunca
    se ha de volver a pisar.
    Caminante no hay camino
    sino estelas en la mar."

    (siento ser tan típico, pero verdaderamente me encanta este poema)

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