domingo, 3 de octubre de 2010

Me perdí por la ciudad jugando al verde,al amarillo y al rojo.

Seguí las señales del mundo.
Creo que el mundo te da pistas y que las puedes encontrar donde menos te lo esperas,sólo tienes que estar un poco atento a todo lo que te rodea.

El juego consistía en ir a un punto indeterminado durante un tiempo indefinido,siguiendo una regla bastante simple.
Sólo podía cruzar aquellos semáforos que estuvieran en verde para los peatones en el momento en el que yo pasaba por allí.
No podía esperar a que cambiaran de color ni cruzarlos mientras estaban en rojo.Si así era,tendría que seguir la andando hasta encontrar otro semáforo,y en ese punto ver si estaba verde y podría cruzar o rojo y tenía que seguir la calle.

Me limité a saltar de baldosa en baldosa,siguiendo este estúpido e infantil juego.

Me gustó aquella sensación.
Desde entonces,intento ponerme de ver en cuando en sintonía con el mundo.
Observar,escuchar,sentir y formar parte de todo el conjunto.

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