jueves, 30 de septiembre de 2010

Miro cada noche debajo de mi cama porque tengo miedo de mis propios miedos.

Y por las mañanas,cuando me levanto me río de ellos en su propia cara.
 Cuando creo tenerlos todos controlados siempre hay alguno que sin saberlo se me cuela en algún bolsillo y,silenciosamente,viaja conmigo de polizón hasta el momento en el que decide darse a conocer.

Hay otros que son permanentes.
Son como tatuajes,nunca me dejan solo.
Algunos se borran con el tiempo,y otros siguen ahí desde hace años.
Uno de mis miedos de por las mañanas esque alguien pueda ver los que tengo tatuados,asique procuro esconderlos bajo capas y capas de ropa.

Tengo miedo a no superar mis miedos nunca.
He tenido a veces tanto miedo que ni siquiera he tenido el valor de intentar lo que me proponía por si fracasaba.
El miedo que he tenido a lo largo de toda mi vida sólo ha generado más miedos e incluso,más fracasos que si hubiera intentado aquello que me propuse en su día.

También descubrí que la cura del miedo es la confianza.
Es como la sal a las heridas,dolorosa pero efectiva.
Por eso,uno de los peores miedos que se puede tener es el de abrirte a los demás,porque sólo los demás pueden ayudarte a superar tus miedos.

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