lunes, 25 de octubre de 2010

No estamos hechos para entendernos,sino para complementarnos.

Como aquello del calcetín al pie.

Un calcetín y un pie son diferentes y están hechos de distinta materia.

De hecho,si alguna vez pudieran hablar seguro que sería en idiomas distintos.

Les une una función de necesidad,como a nosotros.

Cuando yo soy pie,tú eres calcetín y cuando yo soy calcetín,tú eres pie.

El pie le da forma al calcetín y el calcetín protege al pie.

Tal vez haya cuestiones en la que no nos entedamos,pero de ahí es donde nace la verdadera amistad,la fe ciega en la otra persona.

Es cierto que el calcetín puede causar rozaduras y que los dedos del pie pueden estirar el calcetín demasiado.

Y aunque el pie sude mucho o el calcetín tenga agujeros seguiremos juntos,cumpliendo la función que abastece la necesidad del otro,porque nadie sabrá como hacerlo tan bien como nosotros mismos.

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