jueves, 30 de septiembre de 2010

Si el alma es el aliento del hombre,el aire es el aliento del mundo.

Es una teoría que desarolló Anaxímenes en el siglo VI a.C para explicar la naturaleza de todas las cosas.
Esta teoría fue infravalorada debido a que,un siglo antes,Anaximandro apuntó que el arché utilizado para explicar la naturaleza de las cosas era el apeiron,es decir,lo indefinido e infinito.

A mí,sin embargo,esta teoría me ha sacado una sonrisa y me ha hecho pensar sobre ello durante toda la tarde.
Si tuviera que elegir un arché,sin duda,elegiría el aire.

Nuestra alma se alimenta del alma del mundo.
Respiramos su aliento y a su vez el mundo respira nuestras palabras,nuestros recuerdos y nuestros sueños,que son llevados por el viento a cada rincón del planeta.

Y cuando llega el final,nos entregamos al aire convirtiéndonos en el aliento del mundo,para que los siguientes a nosotros puedan respirar.

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